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En un trabajo que presenté en la OSWC2008 en Málaga, sostuve que el Software Libre es más un proceso que un producto, y que se trata de otra forma de trabajar en comunidades. Esa otra forma de trabajar es lo que parece haber logrado Ross Brawn al conseguir con su equipo debutante en la F1 el campeonato mundial y la copa de constructores.  Les copio este post de Juan Freire:

Fuente: Juan Freire

Llevo tiempo pensando en todo lo que significa el fenómeno de la Fórmula 1 para la innovación. Me interesan especialmente los modelos organizativos implicados y como es posible generar trabajo «de alta eficiencia» y creativo en condiciones de cambio continuo, elevada presión y exigencia. Podría parecer que este caso es poco representativo por los elevados presupuestos que se manejan, pero por el contrario, dado que los recursos económicos son muy elevados para todos los participantes y además se encuentran regulados y limitados, no parecen ser el factor diferencial fundamental. De hecho, las limitaciones financieras son una fuente continua de conflictos internos y con la organización y al tiempo, por las restricciones que generan, una oportunidad para la innovación.

Antonio Gutiérrez-Rubí ha analizado y sintetizado admirablemente el fenómeno de la Fórmula 1 en un artículo en Cinco Días titulado Lecciones de Brawn GP. A partir del sorprendente éxito de un nuevo equipo, Brawn GP, nacido del fracaso y/o abandono de Honda, nos explica como la clave se sitúa en la capacidad generadora de innovaciones que provocan los cambios de reglas, que muchos entenderán como restricciones, siempre que los actores sepan adaptarse y actuar en esas condiciones:

La rapidez y la habilidad para aprovechar las oportunidades y adaptarse a las nuevas circunstancias, en este caso al nuevo reglamento de la F-1 en relación con los difusores, han sido una lección de humildad para las grandes marcas, demostrando que la inteligencia, la eficacia y el mérito no se compran siempre con dinero, ni se aseguran con el poder.

El mago Ross Brawn, uno de los artífices de los siete títulos mundiales logrados por Schumacher, ha alterado el orden establecido de la aristocracia de la F-1. Nuevas ideas y soluciones frente a viejos privilegios y jerarquías. Flavio Briatore, patrón de Renault, se ha preguntado en voz alta, sin rubor y quedando en evidencia de manera patética: “Ganará el título un piloto que estaba en el paro u otro que estaba a punto de jubilarse. ¿Y la credibilidad?”. Pues sí, ganará el más rápido, o ¿no es eso una carrera?

Pero más allá del caso de Brawn GP, la historia reciente de la Fórmula 1 permite identificar algunas lecciones empresariales:

  1. La irrupción de lo imprevisto (una oportunidad en el reglamento de la F-1)
  2. El triunfo de la creatividad y la simplicidad (el viejo-nuevo difusor)
  3. La estrategia ganadora (las ideas frente a la fuerza)
  4. La combinación de experiencia y juventud (la fórmula ganadora)
  5. La ambición calculada (un coche sin patrocinadores: ya vendrán)
  6. La rapidez como actitud colectiva (formaron un equipo en tres semanas)
  7. El desafío de lo establecido (una nueva escudería en el imperio de los clásicos)
  8. El caos es una oportunidad (los grandes se adaptan mal al desconcierto)
  9. El tiempo de los audaces (la compra de Honda, volver a empezar)
  10. El triunfo del trabajo bien hecho (equipos ágiles con hambre de gloria)

En resumen, agilidad y flexibilidad para adaptarse (y anticiparse) a un escenario de cambio continuo:

Como dijo nada menos que el tricampeón del mundo Niki Lauda: “Lo único cierto es que Brawn ha hecho el mejor trabajo”. Y Pedro de la Rosa confirma: “El coche está muy bien diseñado, con soluciones muy radicales y diferentes”. Ahí están las claves del mejor trabajo: diseño inteligente, radicalidad creativa y diferenciación en la ejecución.

Sólo los lúcidos y ágiles superarán el desconcierto. Las grandes corporaciones, en cambio, no pueden producir esta clase de conocimiento porque están basadas en patrones rígidos y lentos donde los cambios se producen después de largas maceraciones. La nueva realidad social, como por ejemplo en Internet, se mueve a una velocidad que va a ser letal para los gigantes que no sepan adaptarse: “La competencia ya no será entre grandes y pequeños, sino entre rápidos y lentos” (Nikesh Arora, Vicepresidente de Google). No hay tiempo que perder.

Otros aportes:

Lecciones de Brawn GP

El milagro de Ross Brawn